A quienes dicen que el psicópata de La Moncloa fue elegido presidente tras unas las elecciones le suelo señalar que el partido nacionalsocialista también alcanzó el poder tras unas elecciones.
Y tras esas elecciones, siguiendo
los procedimientos previamente establecidos, fue cambiando el ordenamiento
jurídico hasta que, no tardando demasiado, cualquier parecido, siquiera formal,
con una democracia era pura coincidencia. Exactamente igual que ha pasado, por
ejemplo, en Venezuela.
Es por ello que al desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer no le hace falta ejercer la
violencia para cambiar el sistema y detentar indefinidamente el poder. Le basta,
poco a poco, con ir forzando la cosa, hasta conseguir manejar todos los
resortes y que, por ejemplo, alguien que defendiera, al hablar de la (no) lucha
contra el terrorismo, que los fiscales debían mancharse las togas con el polvo
del camino, dé por constitucional un referéndum secesionista dentro de un sedicente y sedicioso estatuto catalán ampliado.
Todavía más ampliado.
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