Los ofendiditos -a los que, de pasada, menciono en la primera entrada del día- tienen por costumbre convertir la anécdota en regla, y el caso particular en general.
Así, si expongo respecto de una
mujer -de izquierdas, naturalmente- cualquier circunstancia que pudiéramos
considerar desfavorable, seré un machista redomado, por más que las exponga con
igual acritud de un varón en situación equivalente. Es decir, si digo que la
marquesa de Villa Tinaja ha llegado hasta donde está por ser la madre de
los hijos del Chepas, soy un machista, aunque no haya entrado a valorar
sus (presuntos) méritos académicos y profesionales y aunque mantenga que
Ignacio Urdangarín llegó hasta donde llegó y pudo hacer lo que hizo por ser el
padre de los hijos de la infanta Cristina.
Así las cosas, la antedicha ninistra
quiere perseguir los insultos a políticas -es de suponer que nuevamente sólo a
políticas de izquierdas, claro- como violencia machista… muy sensible
tienen la piel algunas. Pero esto me lleva a hacerme una pregunta.
¿A la viceversa es violencia feminista?
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