La izquierda española miente. Por sistema, por costumbre, por deformación profesional y porque no sabe hacer otra cosa.
Pero cuando se ven enfrentados a
las consecuencias de sus actos no los reconocen, sino que mienten más. Y acusan
a los demás de sus propios defectos, en una especie de proyección freudiana.
Así, cuando en las pasadas
elecciones municipales el partido etarra llevó en sus listas a asesinos, y
tanto las asociaciones de víctimas como los partidos verdaderamente
democráticos reprocharon a la izquierda la connivencia, cuando no el apoyo
expreso, con los del hacha y la serpiente, la capucha y la boina, lo que hizo
el psicópata de La Moncloa fue obviar la mayor y soltar dos trolas, la una de
la otra en pos.
La primera, que ellos (vete tú a
saber quiénes son ellos, pero en cualquier caso ellos y nadie más que
ellos) derrotaron a los terroristas. La segunda, que eso la derecha no lo puede
soportar.
Pues oye, Sin Vocales, resulta que algunos no se han enterado todavía de esa derrota. Me refiero a los terroristas, que se sienten vencedores, y con razón.
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