Un mal pagador persiste en su postura en la confianza de que su acreedor se olvidará del tema, o bien dará por imposible cobrar y le dejará en paz. Un mal pagador, en definitiva, cree que los demás son tan estúpidos como lo es el.
El psicópata de La Moncloa es un
pésimo pagador. Se niega a indemnizar a las empresas afectadas por la retirada
retroactiva de las primas ofrecidas a la inversión en energías renovables.
Pero esas empresas no se rinden. A
diferencia del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer,
que juega con nuestros cuartos, esas compañías juegan con los suyos y los de
sus accionistas. No es extraño, por lo tanto, que persistan en su postura.
Y así, la bola de nieve no para
de crecer y crecer, y los embargos por impagos pueden subir otros seiscientos millones de euros -cien mil millones de las antiguas pesetas, duro arriba, duro
abajo- por la denuncia de E.ON. Incluso las estimaciones más conservadoras
creen que el proceso supondrá al menos doscientos millones de pérdidas
adicionales.
Y mientras, Sanchinflas
vuela de un lado para otro, ajeno al tema.
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