Una de las matracas habituales de los giliprogres es hablar de los derechos de los animales. Pero es que los animales no tienen derechos, mucho menos derechos humanos. Cosa muy distinta es poder hacer con ellos lo que a uno le venga en gana, que tampoco.
Y no tienen derechos, ni se les
pueden conceder, por una sencilla razón. Y esa razón no es la superioridad del
ser humano, ni tampoco (para los que creamos en Él) el que el hombre esté hecho
a imagen y semejanza de Dios, y los animales no. En realidad, es bastante más
sencillo: los animales no tienen derechos, ni pueden tenerlos… porque tampoco
tienen deberes.
Y es que una cosa va de la mano
con la otra, aunque el progrerío y los maricomplejines tienden a olvidarlo,
si es que alguna vez lo supieron. Para tener derecho a tener derechos, valga la
rebuznancia, antes hay que ser titular de obligaciones. Lo contrario
equivaldría a vivir de balde, algo a lo que la izquierda es bastante aficionada.
Eso no quiere decir, como señalé
antes, que los animales se encuentren indefensos ante la voluntad humana. Porque
las personas tenemos deberes para con los animales, faltaría más.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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