En general, la izquierda -sea del país que sea, pero especialmente la que tiene sangre hispana en las venas- confunde los principios con la educación, y debe pensar que el no observar las reglas de urbanidad, o directamente dar muestras de mala educación, les hace más coherentes con no se sabe qué.
Son paradigmáticos casos como el
de los ierreceos refiriéndose a Su Majestad el Rey, a quien Dios guarde
muchos años (en realidad me refiero a Juan Carlos I, no a Felipe VI), como el
ciudadano Borbón; o el del Chepas acudiendo a una audiencia con (de nuevo)
Su Majestad el Rey, a quien Dios guarde muchos años (ahora sí que me refiero al
actual Jefe del Estado), sin corbata; o al líder de los paleocom, Cayo Lara,
yendo por el Congreso de los Diputados con sahariana (lo he visto con estos
ojos que se han de comer los gusanos); o a zETAp negándose a levantarse al paso
de la bandera de los Estados Unidos de América.
Por eso, que el líder colombiano,
seguido por toda su cuadrilla, no acudieran de frac (como marca el protocolo) a
la cena de gala ofrecida por Sus Majestades los Reyes no les hizo quedar mejor,
sino peor. Demostró que son una panda de gañanes, gaznápiros, gandules y
ganapanes (paro porque no se me ocurren más improperios que empiecen con ga).
Pero peor fue la justificación
que dieron: porque tenía que ver con élites. Pues no sé si se ha dado
cuenta, pero por si acaso se lo indico: un jefe de Estado es parte de la élite.
Así que dimita, o vístase como Dios manda.
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