Cuando comenté The Nature of Middle-Earth dije que no comentaría este libro… a pesar de lo cual aquí está una entrada con su título.
En realidad, no voy a
comentar el libro en cuestión. Poco comentario tendría, puesto que se trata de
una recapitulación de los índices de los doce volúmenes de la serie, índices
que no leí en su día y que, naturalmente, no me he leído ahora, limitándome
sólo a las introducciones.
Pero aprovecho la contingencia
para hacer un comentario general de la serie, serie que empecé a leer hará unos
¿treinta y cinco años?, y que cuando empecé no sabía exactamente de qué se
trataba, pero que me mostraron que había mucho territorio que explorar en Arda
más allá de los conocidos y cartografiados Silmarillion, Hobbit y
Señor de los Anillos.
Tolkien es el único autor del que
he leído más en inglés que en español -descontando Nigel Frith, del cual sólo
he leído dos obras (Asgard y Jormungand), ambas en inglés, y William
Gibson, del cual sólo he leído Neuromante-, y desde luego el autor del
cual he leído más en inglés. De hecho, tengo la mayoría de su obra en inglés, y
algunos libros los he adquirido directamente en inglés a pesar de tenerlos
disponibles en español.
Los dos volúmenes de El libro
de los cuentos perdidos me mostraron unas versiones alternativas
(por primigenias, como sabría después: ese Tevildo, príncipe de los gatos, no
se me olvidará nunca) de las historias que tan bien conocía. Las baladas de
Beleriand aumentaron mi aprecio por la saga de Beren y Lúthien -todavía mi favorita
de los días antiguos- y ampliaron la impresión lúgubre que siempre me ha
provocado la lectura de la historia de los hijos de Húrin, quizá sólo comparable
al libro cuarto de El Señor de los Anillos. Y los nueve libros restantes
no hicieron sino enseñarme que el viejo profesor era un perfeccionista
compulsivo que nunca estaba satisfecho y que jamás paraba de darle vueltas a
los temas, al tiempo que me hacía lamentar que nunca acabara de rematar una
versión de cualquiera de sus historias, pues a mitad de camino ya estaba
dándole vueltas a lo que acababa de escribir.
Suelo decir que El Silmarillion
(Christopher, nunca te estaremos lo bastante agradecidos) es la piedra de toque
que determina si un lector de Tolkien es un verdadero tolkiendili o no.
Bueno, pues La Historia de la Tierra Media -a la que se puede entrar,
aunque no sea estrictamente hablando una puerta a la misma, a través de los Cuentos
Inconclusos de Númenor y la Tierra Media- es lo que denota que uno es, sin
remedio, un auténtico chiflado del mundo creado por Eru.
¿Hace falta decir que yo lo soy?
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