La izquierda española nunca es que haya destacado por su inteligencia -otra cosa es, como decían en Los lobos de Wyoming, de la serie francobelga Comanche, que tengan el instinto del coyote, que eso les sobra-, pero las últimas hornadas harían sonrojar a sus mayores.
Y es que nunca dejan pasar la
ocasión de meter la pata. En esto los comunistas son especialmente duchos. Tomemos,
por ejemplo, a la neoneocom madrileña, esa anestesista a la que tomando
las primeras sílabas de aquello por lo que se identifica cabe denominar MeMa.
Pero es que, además, la
denominación la califica a la perfección. A finales del mes pasado, toda ofendida,
denunció que las mujeres se sentían presionadas para tener sexo
en las apps de citas.
Vamos a ver, alma de cántaro: si
alguien se mete en una de esas aplicaciones, sea hombre, mujer o
mediopensionista, es con la esperanza de mojar. De darle una alegría al cuerpo.
De echar un quiqui. De follar. De echar un polvo (o varios). De tener sexo, en
resumen.
Pido perdón a mis lectores si se
han sentido molestos por lo crudo del lenguaje del párrafo anterior, pero es
para intentar que los giliprogres capten la idea.
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