Cuando he dicho que los mayores enemigos de los secesionistas son los propios secesionistas no pasaba de ser una manera de hablar, una licencia poética.
Pero es que ha resultado ser
cierto del modo más chusco posible: los separatistas catalanes tienen, literalmente,
el enemigo en casa.
Porque la mujer del presidente
del consejo regional de gobierno, ese ierreceo de apellido históricamente delator,
se presenta por los jotaporcatos, mientras que el cuñado del
bleferóptico con sobrepeso reniega del proceso.
Y me ha salido un pareado sin haberlo preparado.
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