Esta
reflexión puede tener carácter general, pero también viene al hilo de la moción
de censura que Vox ha planteado contra Sin vocales. Así que vamos a
ello. Eso sí, entiéndase que cuando hablo de izquierda o derecha
no me refiero a las ideologías, sino a los políticos e intelectuales que
las profesan.
Como
ya he dicho otras veces, la izquierda -y más la española, que tanto tiene de
qué avergonzarse y, por tanto, qué callar- se ha atribuido a sí misma una legitimidad
democrática que en nada se corresponde con la realidad. La izquierda entró
en el parlamento español proclamando que se saltarían la Ley cuando les
pareciera bien; siguió justificando atentados contra políticos (de la bancada
contraria, en general), promoviendo algaradas callejeras, cooperando con
espadones militares (¿dónde estaban entonces los escrúpulos de los de la mano y
el capullo?), proclamando ilegal e ilegítimamente una república que levantaron
contra la media España que no compartía sus ideas, negando el derecho a
gobernar a quienes habían ganado las elecciones, montando una revolución que
no fue sino el preludio de una guerra civil que buscaron y provocaron,
convencidos de que la ganarían.
Como
pasaban más tiempo despellejándose entre ellos (en ocasiones, literalmente),
perdieron la guerra; eso sí, después de desvalijar todo lo que pudieron y vivir
(en general) a cuerpo de rey en el exilio. De vuelta a España, muerto el dictador
que les venció en los campos de batalla y a quien no pudieron derrocar en casi
cuatro décadas -murió, literalmente, de viejo-, volvieron a proclamarse más demócratas
que nadie… y volvieron a cuestionar los resultados electorales cuando no
eran los que ellos esperaban.
Después
de cuatro décadas de franquismo, declararse abiertamente de derechas
estaba mal visto; o, dicho de otra manera, acarreaba invectivas, denuestos e
improperios de la izmierda, que equipara derecha y franquismo… cuando,
como es bien sabido, Franco no tenía ideología, salvo mandar y el
anticomunismo. Por eso, el principal partido de derechas se ha proclamado de
centro, o de centro reformista, o vaya usted a saber qué; pero en ningún
caso de derechas, no le vayan a cargar con los millones y millones (puestos a
exagerar, exageremos como si fuéramos del mismo Bilbao) de muertos que causó,
con sus propias manos, el Caudillo. Es decir, maricomplejines.
Por
eso, cuando un partido se proclama sin ambages como de derechas, la izquierda
se encuentra con un problema: si el PP ha sido siempre la derecha, y en
ocasiones hasta la derecha extrema, ¿qué es entonces Vox? ¿La extrema
extrema derecha? ¿La ultraderecha extrema? ¿La extrema ultraderecha?
Volviendo
a la moción de censura: haga lo que haga el PP, las terminales mediáticas de la
izmierda (es decir, prácticamente todas) y todas las fuerzas políticas a
su izquierda (es decir, todas menos Vox) le van a poner a parir. Por lo tanto,
no tiene nada que perder y, en consecuencia, debería actuar coherentemente.
¿Cree que el desgobierno socialcomunista debe ser censurado y apartado del
poder? Como leí en alguna parte a propósito de otro tema (era una novela o algo
así), lo han dejado lo bastante claro. Pues entonces, deben votar a favor de la
moción presentada por Vox. ¿Qué eso puede beneficiar a la formación de Santiago
Abascal? Posiblemente, pero ¿por el interés de quién mira el PP? ¿Por el de
España… o por el suyo propio?
Ite
misa est.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!