Dice el refrán que se coge antes a un mentiroso que a un cojo. A eso añado yo que cuando el mentiroso es, además, tonto de remate, no es que se le coja, es que él solito se entrega.
Tomemos
el caso de la titular del ninisterio de Asuntos Exteriores (a éste es
difícil encontrarle un nombre irónico, lo reconozco). Contraviniendo las
proclamas de Sin vocales y de sus compañeros de gabinete, que no paran
de decir que lo han hecho mejor que bien, y que nadie podría haberlo hecho
mejor ni de otra manera, reconoce ahora que España está en la cabeza de la
segunda ola de la pandemia de la Covid-19 porque el desgobierno no hizo bien ladesescalada.
A
esto añade que, a pesar de que España lidera todos los índices negativos
europeos de la pandemia, no se ha deteriorado nuestra imagen en el exterior.
Cuando leí esto pensé que la buena señora chocheaba (o se choteaba), pero he
caído en que, por una vez, quizá haya dicho la verdad: lo que es pésimo no es
susceptible de deterioro ninguno.
Por ello, y por mucho más…
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