Dijo Churchill que un fanático es alguien que no puede cambiar de idea y no quiere cambiar de tema. El Chepas cabría en esa definición si no fuera por un pequeño detalle: estoy seguro de que no cree en lo que predica.
Eso
no le impide seguir con la matraca. Entre estúpidos, resentidos y desesperados,
todavía tiene un buen caladero de votos, aunque (afortunadamente) decreciente. Por
ello sigue con sus monsergas (tanto en el sentido de repetitivo como de
fastidioso y embrollado). Ya ha abandonado su matraca de la gente y la
casta, pero sigue con la cantinela de la república, llegando incluso a
vincular la negociación de los presupuestos con la dirección republicana de
España.
Sea
eso lo que sea.
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