Ayer mismo, uno de mis hermanos me preguntaba lo siguiente: ¿estoy equivocado si considero que el PP la está cagando? Y, muy a mi pesar, tuve que contestarle que no creo que esté en un error: el PP la está cagando.
Ya
la cagó con su postura en la moción de censura, votando en contra de la misma:
si consideras que el desgobierno socialcomunista es una desgracia para España,
no puedes -no debes- oponerte a que le desalojen de la Moncloa, porque, venga
quien venga, peor no lo va a hacer. Ya sería criticable que se hubieran puesto
de perfil -que se hubieran abstenido, vamos-, pero al menos no habría dado la
impresión de apoyar a Sin vocales o, lo que es casi peor, de conchabeo.
Y
ahora el autócrata pagado de sí mismo plantea un estado de alarma de seis
meses, multiplicando por doce el máximo constitucionalmente permitido. Y en
lugar de oponerse a esta iniciativa -he oído que, para no recurrir ante el Constitucional,
aducen que éste tarda demasiado en decidir-, en una especie de chalaneo ponen dos condiciones para apoyar el estado de alarma: no más de ocho semanas (lo que
sería igualmente inconstitucional) para tratar de salvar la campaña navideña
(es la economía, estúpidos) yun cambio legal urgente (supongo que lo
que querrán decir, aunque sea urgente modificar la Ley, es en un brevísimo
plazo).
El
Gobierno rechazó la oferta de Casado -ya se ve de qué le ha servido al PP
unirse al cordón sanitario contra Vox-, pero sopesa con sus socios
rebajar los seis meses de alarma. Es más, pese a las reticencias de recogenueces,
ierreceos y pomelos, los de la mano y el capullo respondieron al PP que no
es momento de condiciones sino de recomendaciones. Es decir, que aquí se
hace lo que dice Pedro Bello, y punto en boca.
Por ello, y por mucho más…
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