Dicen de los periodistas sesgados -pero ¿hay alguno que no lo sea?- que nunca permiten que la realidad les estropee un buen titular. Lo mismo podría decirse de los políticos de izquierdas: empeñados en su verdad, la sostienen contra viento y marea, por más que la realidad se empeñe en quitarles la razón.
Es
el caso del portacoz científico del desgobierno socialcomunista y del ninistro
de Mortandad (por ahí he leído de Insania, pero -sin mirar en el
diccionario- creo que la palma en ese defecto se la lleva su jefe de filas): hace
una semana, las cifras estaban mejorando en Madrid, pero ellos se negaban a reconocerlo (no fuera a ser que se quedaran sin justificación para lo que venía
después).
Claro,
que en esto hacen seguidismo de los organismos científicos internacionales
de los que tanto dicen fiarse (para lo que les conviene, claro), pero que dan
tantos palos de ciego como ellos. Según la Organización Mundial de la Salud -y
el portacoz con ella-, el virus de la Covid-19 no se transmite por aerosoles.
Pero según los científicos, hay pruebas abrumadoras de que sí. ¿A quién
creer?
Por ello, y por mucho más…
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