Al hilo de lo que decía ayer sobre la Comunidad de Madrid y la pandemia, Isabel Díaz-Ayuso (metonimia al canto) podrá haberlo hecho mejor o peor, pero al menos parece que no se ha movido por criterios predominantemente ideológicos.
Del
desgobierno socialcomunista, en cambio, no se puede decir lo mismo. Ya a
principios de verano admitieron que el pase o no de fase de la desescalada
-generalmente, el no pase- se regía por criterios políticos, y no científicos
(mal podría hacerlo por estos últimos, dado que el tan traído y llevado comité
de expertos que debía asesorar sobre la materia resultó ser como la
sinceridad de las izquierdas: inexistente).
Pero
ahora, cuando tras el hipotético acuerdo entre administraciones (la nacional y
la regional) la comunidad autónoma de Madrid anunciaba la ampliación de las restricciones a ocho zonas más, el filósofo perico se dedicó a boicotear el anuncio por no cerrar toda la región para contener el avance de la pandemia.
Lo curioso (es un decir) es que hay otra comunidad autónoma que tampoco cumple
los criterios del ninisterio de Mortandad y el desgobierno la deja en paz.
Quizá sea porque esa comunidad es Navarra, porque allí gobiernan los
socialistas con el consentimiento de los terroristas y porque los terroristas
son necesarios para intentar sacar adelante el proyecto de presupuestos
generales del Estado.
¿Cuál
es, pues, la realidad? Dado que en un lapso de cuatro días el ninisterio
pasó de considerar las medidas muy adecuadas a criticarlas, y que el ninistro
sin cartera al que nadie ha nombrado (desde Beltran Duguesclin no se había visto mercenario con menos escrúpulos) pero que todos temen ha tomado los mandos para confinar todo Madrid, podemos concluir que no hay nada nuevo bajo el sol,
y que la política sigue siendo en Norte que guía los actos de socialcomunistas.
Por ello, y por mucho más…
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