La desfachatez de los políticos españoles de izquierdas es algo tan consustancial a su propia naturaleza, tan pegado a su esencia, que negarla sería como intentar vaciar el mar a cucharadas o tapar la luz del sol con la mano: un esfuerzo inútil.
Sin
embargo, hasta para esto hay niveles, y debe reconocerse que Sin vocales los
está pulverizando todos, al igual que en su día pulverizó, vez tras vez, el suelo
electoral del PSOE. Y es que los extremos a los que está llegando no dejan
muchas opciones: o tiene una cara más dura que los ADNRs, o nos toma a todos
por estúpidos… o el estúpido es él.
Porque
también ha llevado al extremo ese rasgo tan de los socialistas, consistentes en
ser capaces de sostener una cosa y la contraria y afirmar que ambas son ciertas
y progresistas. Como situar al partido de la ETA en la España democrática,
pero al mismo tiempo parecerle fatal que realice homenajes a terroristas.
Epatante, hasta tratándose de él.
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