Para lo que dicen, los miembros del desgobierno socialcomunista y sus portacoces están más monos calladitos. O mienten como bellacos, o sueltan rollos insoportables o, directamente, dicen tonterías del calibre del monasterio del Escorial.
La
última ha sido introducir en el documento que regulará las reuniones y los
viajes durante las Navidades el término de allegados. Y, pásmense, no la
han empleado a vuelapluma, sino que han llegado a ella después de una sesuda
(¿?) reflexión (más ¿?) y de profundas deliberaciones. Según el filósofo
perico, el documento se refiere con esa expresión a quien sin tener una
relación familiar clásica con otra persona tenga una vinculación sentimental
muy determinada.
Por
esa regla de tres, yo podría reunirme estas Navidades con Sin vocales o
con el Chepas, pues tengo con ambos una vinculación sentimental muy
determinada: el primero me produce un sentimiento de desprecio, mientras que el
que me inspira el segundo es, directamente, de repugnancia por su físico y por
sus convicciones.
Por
ello, y por mucho más…
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