Iba a empezar señalando que no dice mucho de los votantes del PSOE que continúen otorgando su confianza a una formación que, en su siglo y medio de vida, ha demostrado ser sectaria, criminosa y, sobre todo, profundamente inepta en el ejercicio del poder salvo para su propio beneficio.
Pero
luego he leído con más atención y he comprobado que la noticia que comento aquí se refería a la militancia
(los mil y un tontos, podríamos decir), con lo que debo matizar. Esos no
es que sean estúpidos, es que tienen unas anteojeras ideológicas que hacen que
se traguen, prácticamente, todo lo que venga del aparato del partido. Y más
si ese aparato lo controla un sujeto como Sin vocales, que no hace más
que alimentar sus más bajos instintos.
Por
eso, tras el pacto con ETA, el mayor peligro para el liderazgo partidista del psicópata
de la Moncloa venía, en todo caso, de los barones. Neutralizados éstos, aplacar
a las bases sería sencillo, aunque fuera con una trola tan grande como
afirmar que el pacto con ETA es un bulo.
Y aún así, se lo tragarán. Con patatas, como diría Echeminga Dominga.
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