Los políticos españoles de izquierdas -vamos a ser claros: los socialistas, básicamente- se caracterizan por hacer justo lo contrario de lo que dijeron que harían, así como por practicar lo que criticaban a otros (o por criticar en otros lo que ellos mismos practicaban).
Esto
dicho, hay cosas que sólo los socialistas son capaces de hacer, porque como en
el chiste de por qué creó Dios a los abogados (porque hay cosas que hasta las
ratas se niegan a hacer), para llevarlas a efecto se requiere una abyección
moral tal, una falta de escrúpulos de tal calibre, que hasta las sabandijas
sentirían reparos en caso de que se les ofreciera la opción.
A
principios de este mes se destapó en Granada un tráfico gubernamental deinmigrantes ilegales entre Canarias y la España peninsular -justo lo que
dijeron que nunca harían- en el que el ministro del Interior, Fernando Grande
Marlasca, aparecía como principal señalado por el escándalo.
Y no sólo a Granada: al menos a otra media docena de ciudades de la península se llevó en avió a los inmigrantes ilegales, para luego soltarles allí y que se las compusieran como pudieran. Los inmigrantes… y los consistorios de las ciudades correspondientes.
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