En España hay talento. Lo que quizá no haya es talento para aprovechar ese talento. Me explico.
Por
lo visto, los llamados test de autodiagnóstico de anticuerpos (por otro
nombre, test de pinchazo en el dedo) no son completamente fiables, en el
sentido de que, si bien permiten saber si se ha estado en contacto con el virus
de la Covid-19 o se ha pasado la enfermedad, no son útiles en el caso de que
exista sospecha de infección.
Se impone, por tanto, buscar una alternativa fiable, rápida y económica. Algo, en definitiva, que permita una utilización masiva. Y en esto han sido pioneros tres científicos españoles del hospital Carlos III de Madrid, que han creado un test de anticuerpos en saliva que presenta, al menos, tres grandes ventajas:
- No requiere de la intervención de profesionales sanitarios (es no invasivo y lo suficientemente sencillo como para que cualquiera pueda utilizarlo).
- Logra identificar estados precoces de infección por Covid en apenas quince minutos.
- Funciona con personas asintomáticas o con sintomatología inespecífica.
Si a eso le sumamos que su fiabilidad media se sitúa
en el noventa y dos por ciento (el noventa y ocho por ciento en población
joven), parece demasiado bueno para ser verdad.
¿Dónde
está el problema, entonces? ¿Por qué no se está utilizando? Pues porque la Agencia
Española del Medicamento se está tomando con mucha calma el autorizarlo, lo
que, unido a que fue una compañía británica la que corrió con los gastos de la
patente, puede hacer que se emplee antes en el Reino Unido que en España y que
a los investigadores, como dicen ellos, se les quede cara de paisaje.
Por ello, y por mucho más…
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