Mi duda persistente acerca de la izmierda española es qué rasgo de carácter predomina en ella, si la malicia o la estulticia. Y cada vez que creo haber llegado a una conclusión definitiva, hacen algo que provoca que mi duda persista.
Ahora,
a esa dicotomía se ha unido un nuevo rasgo -no es que haya nacido ayer, como quien
dice, sino que es en estos momentos cuando lo uno a la parejita-, que en
cierto modo está por encima de los otros dos y los unifica o refunda. Ese rasgo
es el de la soberbia, el de creerse por encima de los demás, mejores y más
listos. Cuando son todo lo contrarios, necios hasta decir basta.
Y
lo prueba el hecho de que, anunciada su intención de crear lo que se ha dado en
llamar ministerio de la Verdad, la reacción a las críticas del sector periodístico se ha limitado a decir que debieron prever el tsunami.
¿Qué
se esperaban, un coro de aplausos?
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