Inicialmente pensaba
hacer un comentario en Facebook sobre la noticia que publicaba el dominical del ABC acerca de la serie creada por Amazon y (supuestamente) basada en las
historias de Tolkien sobre la Segunda Edad del sol de la Tierra Media. Pero la cosa se me fue tanto de las
manos que decidí reconvertirlo en una entrada del blog. Y aquí estamos.
Difícil encontrar más
incorrecciones en menos páginas. Si la serie de desarrolla en la Segunda Edad de la historia de la Tierra Media, difícilmente puede tener lugar mil
años antes de que Bilbo y Frodo nacieran. Básicamente, porque Bilbo nació
en el año 2890 de la Tercera Edad (y Frodo, setenta y ocho años más tarde).
Suponiendo, que es mucho suponer, que la serie de Amazon narre lo ocurrido en
el último año de la Segunda Edad, habrían pasado casi tres mil años, y no sólo
mil, entre lo narrado en la serie de Amazon y las películas de Jackson.
Es más: si narra cómo
nacen los célebres anillos de poder, estaría ambientada hacia el año 1.700
de la Segunda Edad. Teniendo en cuenta que ésta duró 3.441 años, habría que
añadir (al menos) 1.700 a las cifras del párrafo anterior. Esto de reducir la
distancia entre ambas narraciones a sólo un milenio se repite a lo largo de
todo el artículo.
Otro punto erróneo es la afirmación de que la casa de Fëanor era
enemiga del clan Noldor. Pero tal cosa es imposible -al menos, no de TODO el clan Noldor-,
puesto que el mismo Fëanor, y sus hijos, eran Noldor. Es más, el propio Fëanor
era tío de Galadriel, ya que era medio hermano del padre de la elfa, Finarfin,
con lo que la futura reina de Lórien también era parte de ese clan. Puestos
a ser precisos, la casa de Fëanor estaba enemistada con prácticamente todas las
demás casas de los elfos, fueran vanyar, noldor, teleri o sindar...
Está muy bien (nótese la
ironía, por favor) el multiculturalismo, y que la serie refleje la sociedad
en que vivimos. Pero es que la obra de Tolkien no está ambientada en la
sociedad en que vivimos; ni siquiera en la sociedad en que vivió el Viejo
Profesor. Por lo tanto, el introducir latinos, negros, etcétera, en contextos
en los que no aparecen en la obra de Tolkien supone desviarse de la misma.
Vamos con la princesa
enana. No recuerdo que Tolkien dijera nada sobre el color de la piel de los
enanos, así que aceptamos barco como animal acuático; pero sí creo recordar que
se dice que tanto varones como mujeres tenían barba. Y esta enana no la tiene.
Finalmente, definir a
los pelosos como sustitutos de los hobbits es, en el mejor de los casos,
una metedura de pata... porque los pelosos SON hobbits: de hecho, son una de
las tres ramas en las que se dividen (las otras dos son los fuertes y los
albos).
Vamos, que como me ha
dicho un amigo, que fue quien me introdujo de verdad en la obra de Tolkien -ya
había leído El Señor de los Anillos, pero él me proporcionó El hobbit…
y el resto, como suele decirse, es historia (de la Tierra Media)-, en la serie
se ven cosas muy raras. Cosas que un servidor no tiene intención de ver...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!