La doble vara de medir es algo perfectamente humano. Ya lo dijo Nuestro Señor Jesucristo, al usar la figura de ver la paja en el ojo ajeno y no ser capaces de ver la viga en el propio.
Si a esto le unimos la (autoconcedida)
superioridad moral de la izquierda, tenemos que lo que en un lado son crímenes
imperdonables o tics de autoritarismo, en el otro son medidas impuestas por la
fuerza de las circunstancias.
Tomemos el caso de los
Estados Unidos. Eran los demócratas los que gobernaban cuando el país entró en
ambas guerras mundiales. Eran los demócratas los que gobernaban cuando tuvo lugar
la guerra de Corea. Eran los demócratas los que gobernaban cuando la situación en Vietnam comenzó a escalar, y fue un republicano el que término la guerra. Eran
los demócratas los que gobernaban cuando los ayatolás tomaron el poder en Irán
y ocuparon la embajada… y eran los republicanos los que gobernaban cuando soltaron
a los rehenes. Eran los republicanos los que gobernaban cuando, sin disparar un
solo tiro (entonces) cayó el bloque soviético (con la ayuda de los conservadores británicos y de la Iglesia católica, pero ese es otro asunto). Eran
los demócratas lo que gobernaban cuando se ejecutó, sin juicio previo, al líder de Al-Qaeda. Y son los demócratas los que gobiernan cuando, con un par de
misiles, se ha acabado con el cerebro táctico de los atentados del 11-S.
Pero los belicistas son los republicanos.
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