El comunismo ha sido siempre una ideología de vendeburras, aunque quienes la predicaban no fueran siempre conscientes de ello, e incluso algunos puede que creyeran sinceramente en lo que decían.
Pero en otras épocas, al
menos, se jugaban el tipo, bajaban a la arena, se identificaban, siquiera
exteriormente, con aquellos a los que se dirigían. Ahora, ni eso: ni se juegan
el tipo, ni se intentan mimetizar con los destinatarios del mensaje, ni bajan a
la arena. Si acaso, mandan a otros a que bajen.
Porque eso es lo que ha
hecho Egolanda este verano: animar a sus seguidores -los que tenga, si
los tiene, que ese es otro tema- a captar amigos y dinero (el parné,
siempre el odioso parné)… en los chiringuitos de la playa.
De puro ridículo, casi inspiran lástima.
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