Supongo que en la época en la que la única prensa era la de papel -el hecho de seguir denominando prensa a lo que ya no es prensado de ninguna de las maneras es una muestra de melancolía, al igual que utilizar como icono de grabar el de un diskette de 3,5”-, los titulares respondían más al contenido del artículo, noticia, reportaje o lo que fuera.
Pero, en la época de
internet, lo que venden son los clics que haces en un determinado enlacen. Y,
naturalmente, no vas a conseguir que pinchen en ese enlace si la redacción es
ramplona: tienes que poner algo efectista, tremebundo (o, directamente, falso),
del tipo Fulanito humilla a Menganito, cuando la declaración de Fulanito
es probable que a Menganito le produzca más lástima, por lo patético, que
cualquier otra cosa.
Luego están los enlaces
patrocinados del tipo La mujer/hija/novia de Zutano es probablemente la
mujer más bella que existe, lo cual indica dos cosas: que ese tipo de
enlaces están dirigidos a varones heterosexuales, o bien a mujeres
homosexuales; y que como mucho uno es cierto, puesto que es imposible que todas
sean la mujer más bella del mundo a la vez.
Finalmente, están los enlaces
patrocinados variedad Así eran entonces y así están ahora, referidos
a famosos (del tipo que sea) de hace años, en el que junto a una foto de la
época de su apogeo mediático aparece otra en la que aparece una persona de
aspecto demacrado, cuando no directamente agonizante. Al menos, en estos casos
guardan la coherencia y mantienen la raza (¿tonalidad de tez, para ser políticamente
correctos?) entre ambas fotos… porque eso es en lo único que coinciden, la
verdad.
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