Para la progresía occidental, en Estados Unidos los demócratas serían los buenos y los republicanos los malos… a pesar de que un demócrata del Sur es tradicionalmente mucho más conservador, retrógrado y hasta racista que un republicano del Norte.
Del mismo modo, cuando
un republicano hace algo -lo que sea-, será execrado, vituperado, insultado y,
en resumen, puesto a parir; mientras que si el que lo hace es un demócrata, nadie
dirá nada.
Tomemos el caso del muro
con México. Cuando Donald Trump anunció que lo llevaría a efecto, todos los giliprogres
occidentales le tildaron de xenófobo para arriba. Pero hace mes y medio, el
pedófilo senil ordenó ampliar ese mismo muro.
¿Alguien ha oído, no ya aullidos, sino siquiera susurros a este lado del Atlántico? Yo tampoco.
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