La izquierda española no es sólo que diga una cosa mientras hace la contraria; es que, cuando promete que hará una cosa, se puede estar absolutamente seguro de que lo que ocurrirá es lo diametralmente opuesto, por fas o por nefas.
El partido de los de la
mano y el capullo iba a sacarnos de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte… y allí seguimos. Iba a crear ochocientos mil puestos de trabajo -las
malas lenguas dicen que en realidad eran ochocientos o mil-, y lo que
hizo fue subir el desempleo. Iba a alcanzarse el pleno empleo en la segunda
legislatura de zETAp… y volvieron a subir el paro hasta cotas nunca vistas. Iban
a ser más transparentes que nadie… y el psicópata de La Moncloa (y su
desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer) es tan opaco
que no sólo no cumple los requerimientos del Consejo de Transparencia, sino que
cambia a la cúpula para que dejen de darle la murga.
El único consuelo es que, como dicen que piensan permanecer, la lógica indica que ya están de retirada. Esperemos que sea así.
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