Cuando el psicópata de La Moncloa, y después el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, anunciaron las medidas que planteaban para luchar contra la subida de los precios de la energía, sólo una voz se alzó inicialmente contra la batería de insensateces que pretendían imponernos.
Esa voz, claro, fue la
de Isabel Díaz-Ayuso, presidente de la comunidad autónoma de Madrid, que
rechazó la idea de apagar las luces de los comercios a las diez de la noche,
señalando lo evidente: que eso generaría inseguridad, al tiempo que espantaría el turismo y el consumo.
Naturalmente, el consejo
de ninistros en pleno salió a la carga contra su bestia negra, diciendo
cosas como que siempre demuestra egoísmo. Dejando aparte que es el mismo
pensar primero en lo propio que han demostrado todos los demás presidentes
autonómicos, lo que sí ha hecho la líder madrileña es tomar soluciones que,
aunque sea nada más que porque los demás han acabado haciendo lo mismo, han
demostrado ser acertadas.
Lo peor fue cuando Sin Vocales, queriendo ponerse institucional, llamó a huir de comportamientos egoístas y afirmó, campanudo él, que en España la Ley se cumple. Salvo si eres secesionista catalán, se le olvidó decir.
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