A principios de Agosto leí el título de un artículo de opinión, El retorno de la Gestapo de los balcones, con el resumen Sánchez no sólo se considera un líder político, sino que se cree una autoridad moral, un referente ético, un tipo providencial.
El artículo hace
referencia al hecho de que el psicópata de La Moncloa no consulta sus
decisiones antes de tomarlas -el ponerse mirando a Cuenca con relación al
Sáhara, añado yo, sería el caso paradigmático-, sino que funciona por el
sistema del ordeno y mando.
Y lo peor es que mucha
gente le hace caso, por convencimiento o por miedo a ser tachado de
insolidario, por más que algunas decisiones del desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer, o del psicópata que lo preside, tengan menos eficacia
que un producto homeópatico.
Es más, leyendo el titular se me ocurrió que, tras la Primera Guerra Mundial, ascendieron los totalitarismos en Europa -iba a decir de uno u otro signo, pero me he acordado a tiempo de lo que siempre señalo, esto es, que fascismo y nacionalsocialismo son ideologías de izquierdas-, y siempre aludiendo a un bien superior.
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