Lo peor del giliprogrerío internacional no son las ruedas de molino que pretenden que nos traguemos, sino el modo ampuloso, engolado y absolutamente repelente en que lo hacen.
Tomemos el caso de la
tercera autoridad de Estados Unidos, la demócrata Nancy Pelosi, que afirmó -o
eso dicen los traductores- que la subida de impuestos en su país ayudará a frenar los enojos de la madre Tierra.
Demasiadas piedras que tragar: que el planeta tenga sentimientos, que nosotros seamos sus hijos y que lo que hagamos o dejemos de hacer puede afectar el estado de ánimo del planeta. Y eso que no cuento la pamema del calentamiento global…
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