Esta mes, o incluso este año, podría pensarse -a tenor del espacio que le están dedicando casi todos los medios de comunicación nacionales y, parece, incluso extranjeros- que el crimen contra las mujeres más grave cometido en España sería el beso que el (todavía) presidente de la federación española de fútbol le plantó en los morros a Jennifer (hay que joderse con los nombrecitos, de un tiempo para acá) Hermoso tras conseguir España el campeonato del mundo de fútbol.
Pero, qué queréis que os diga, a
mí me parece que ese premio de gravedad se lo lleva una acción
perpetrada y defendida por (presuntas) mujeres, y no es otro que la malhadada norma
conocida como ley del sí es sí (en puridad, Ley Sánchez-Montero), que ha
soltado a cien violadores y rebajado las penas a un número diez veces mayor.
Así que
sólo era cuestión de tiempo -porque esa gente no se enmienda, ni se corrige-
que uno de los excarcelados volviera a las andadas, y la semana pasada era
detenido por intentar violar a una mujer un hombre que salió de la cárcel
gracias a la citada norma.
A los
promotores de la misma sí que debería caérseles la cara de vergüenza y el pelo,
y no a Rubiales… que, al fin y al cabo, es calvo o, al menos, va rapado.
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