Supongo que por miedo a parecer demasiado autoritarios, los reglamentos de las cámaras del Parlamento español -especialmente el del Congreso, que es la más importante y la que más juego da- permiten actuaciones que van contra el decoro, el buen gusto y hasta el sentido común.
Primero está el acatamiento a la Constitución
mediante juramento o promesa (ya, como si la conciencia y honor -que es por lo
que se promete- de sus señorías tuviera el más mínimo valor), que empezaron los
etarras añadiendo la coletilla de por imperativo legal y que ha acabado
siendo un sarao en el que se puede prometer hasta por la refitolera madre del
prometedor… que lo que viene a prometer es que va a intentar cargarse España,
la Constitución y hasta el sursuncorda, si se tercia
Y luego está el hecho de que las
formaciones que no han obtenido suficiente representación para tener grupo
parlamentario propio, y que por lo tanto deberían ir al mixto, reciban prestados
diputados de otras formaciones (esto suelen hacerlo los de la mano y el
capullo, pero creo que los del charrán no están libres de pecado) para así tenerlo, lo que les da más minutos de intervención… y más dinero.
Que, al final (y al principio) es lo que de verdad importa.
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