Durante mucho tiempo, tanto en España como fuera se ha consentido al Barcelona mucho más de lo que resulta tolerable. Pero como a todo lo bueno se acostumbra uno, los culés ya dan por hecho que todo se les debe; pero las circunstancias han cambiado, y algunos no se han enterado.
Es el caso del charnego, actual
entrenador del Farça, que parece haber aprendido del calvo melifluo todo
lo malo y nada de lo bueno (suponiendo que algo haya). En uno de los partidos
de pretemporada se enfrentaron al Arsenal, que jugó con intensidad y ganó. La reacción
del técnico catalán fue decir que la intensidad no era normal, y que parecía un
partido de Champions.
Pero es que para eso sirven, precisamente,
los partidos de pretemporada: para ponerse a punto. Y si juegas contra un
equipo grande, lo lógico es echarle eso que Hernández llama intensidad.
Enlazando con el comienzo de esta entrada, cuando se ha descubierto todo el pufo de (vamos a ser suaves) influencia culé en las decisiones arbitrales se planteó la posibilidad de que fuera excluido de las competiciones europeas. Pero, de momento, la UEFA lo ha admitido de forma provisional en la Champions, así que es de esperar que tengamos muchos más de estos...
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