Al desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer se le llena la boca diciendo que, con ellos, ha llegado la paz social y la distensión a Cataluña, porque ya no convocan referendos separatistas.
Sobre la paz social habría
para hablar largo y tendido, porque resulta bastante poco pacífico que
le hagan la vida imposible a una familia por pedir que se cumpla la Ley y se
impartan un cuarto de las horas lectivas en español, el único idioma que todos
los españoles tienen el derecho a utilizar y el deber de conocer.
En cuanto a los referendos, no
les hace falta. Poco a poco, de buen grado o por la fuerza (tampoco se ve
demasiada resistencia por su parte), el psicópata de la Moncloa les va
concediendo todo lo que piden, les indulta y les perdona.
Y como se sienten fuertes, los
enemigos internos de España no tienen recato ni rubor en proclamar con luz,
taquígrafos y cámaras de televisión, cuáles son sus intenciones. Y, aunque al igual que los hermanos Macana de los Autos locos no dejan de aporrearse entre ellos,
nada impide a los separatistas más radicales conchabarse con los algo menos radicales, pues ambos persiguen el mismo objetivo confesado: acabar con España.
También el mismo objetivo
inconfesado: acabar con el otro. Aunque eso, ya si luego…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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