Para giliprogres y demás compañeros mártires, Vox ha sido, es y (probablemente) será lo peor de lo peor, un grupo de fanáticos dispuestos a imponer sus ideas al resto de la población y que quieren hacerlo, además, saltándose la Constitución.
Todos estos rasgos los vemos los
de derechas en las izquierdas en general, y en neocom y cocuquistas
en particular; además de, claro está, en regionalistas de toda laya y condición,
tanto aquellos que tienen las manos tintas de sangre como aquellos otros que se
han limitado a infringir el resto de los artículos del Código Penal.
Y como la derecha patria -me
refiero al PP- tiene una especie de complejo de origen desde su origen, hace
seguidismo de lo que dicen marxistas y separatistas, y también abominan de Vox.
Con independencia de que todo lo
que dicen sea cierto o no (yo creo que no), el hecho es que la gente les vota,
y en no despreciable cantidad (son la tercera fuerza a nivel nacional), y eso
debería merecer un respeto por parte de formaciones que se autodenominan democráticas.
Pero tales fuerzas prefieren, por lo visto, tener en más consideración a
quienes no hace tanto andaban pegando tiros por la espalda y poniendo bombas, por
lo que en el ayuntamiento de Barcelona no se ha concedido a Vox ninguna
presidencia de distrito ni de comisión, y sólo se les han concedido dos puestos
de asesor (en la pasada legislatura, con el mismo número de concejales, el PP
tenía seis).
De momento, los de Vox protestan.
No creo que les sirva de mucho, pero el derecho al pataleo no se lo quita nadie…
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