Hace una semana, aproximadamente, se produjeron dos hechos, el uno del otro en pos.
Primero, en la final del campeonato mundial femenino de fútbol, la selección española derrotó a la inglesa por un gol a cero, alzándose así con el trofeo; a continuación, durante la entrega de medallas, el presidente de la federación española de fútbol, Luis Rubiales -que ya había dado hartas muestras durante el partido de su comportamiento zafio y hasta gañanesco, como cuando se agarró los genitales en señal de desafío durante un lance del duelo, con Su Majestad la Reina (y su hija y Alteza Real, la infanta Sofía) a apenas unos asientos de distancia- , colocando las manos en las mejillas de una de las jugadoras, una tal Jenni (¿Jennifer? A dónde hemos llegado con los nombres…) Hermoso, le plantó un beso en la boca (lo que se conoce como un pico).
Inicialmente, entre risas y
demás, la jugadora dijo durante la celebración en el vestuario que no le había gustado. Pero poco después, quizá por presiones de su ¿asociación? ¿sindicato? ¿lo que sea? cambió de actitud y reclamó medidas, y empezó a montarse la mundial (literalmente, parece
que el tema es trending topic hasta en esa sonda hindú que ha alunizado
en el polo Sur de nuestro satélite natural),con todas las feminazis ofendiditas
y giliprogres -con el psicópata de la Moncloa y el desgobierno socialcomunista
que tenemos la desgracia de padecer, incluyendo al ninistro del ramo, el
maricatalino danzarín, subiéndose al carro-, lanzándose a pedir la monda cabeza
del osculeador.
Como he comentado estos días con mis allegados, quizá sea porque soy varón, pero no veo tan grave el tema del beso. Indudablemente es de mal gusto, inaporopiado, inadecuado y todos los in que se quiera, pero cuando Mercedes Milá le tocó los huevos a un periodista que le entrevistaba, o Anabel Alonso morreó a uno de los presentadores de Master Chef Celebrity, todo el mundo lo encontró de lo más ocurrente y espontáneo.
Además, no es lo más grave que ha hecho el susodicho. Ni siquiera
lo es el tocamiento de dídimos, pantalón mediante, en el transcurso del
encuentro. Ha habido orgías pagadas con dinero de la federación, compra de árbitros
por el Farça, conchabeos con Gerardo Piqué para celebrar la supercopa de
España en Arabia Saudí, ceses fulminantes (¿para demostrar, en un combate de
machitos, quién la tiene más grande?) de un seleccionador nacional a dos días
del comienzo de un mundial…
…y va a caer por esto.
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