Esté uno de acuerdo o no con el sistema autonómico consagrado en la Constitución de 1.978, hay competencias que el estado no debería ceder a las comunidades. Y entre ellas se encontraría el régimen penitenciario, máxime en aquellas comunidades donde el partido gobernante ha mostrado, por ser suaves, connivencia con una banda terrorista.
Me estoy refiriendo, claro está,
a Vascongadas, el Partido Nacionalista Vasco y ETA. Cuando alguien tan ayuno de
escrúpulos y necesitado de apoyos como el psicópata de la Moncloa cedió a
Vascongadas las competencias en materia de prisiones, era cuestión de tiempo
que, además de facilitar enormemente el tercer grado de los terroristas, permitiera a uno encarcelado ir al dentista sin escolta policial.
Lo peor fue que al crimen añadieron el insulto, porque cuando se les reprochó tal decisión contestaron que lo habían hecho para ahorrar.
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