Un socialista es, en definición de (creo) Manuel Fraga Iribarne, una persona capaz de sostener una cosa y la contraria. Algunos añaden la apostilla de y defender que ambas son ciertas y progresistas. Yo añadiría el matiz de según dónde sople el viento.
En esto, como en tantas otras cosas, el
desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer no supone una
novedad, sino sólo un continuará. Si acaso, lo que han traído es
un mayor descaro en las formas, ya que -empezando por el psicópata de la
Moncloa- lo que hacen no es mentir, sino cambiar de opinión.
Y esto lo hacen del primero al último, del zote más conspicuo al ninistro
más discreto. Porque, en una organización tan piramidal y jerarquizada como son
el consejo de ninistros (echados los neocom, quedan menos versos
sueltos) y el partido de la mano y el capullo, o haces lo que dice el jefe, o
estás fuera. A veces, incluso estás fuera aunque hayas hecho lo que dijo el
jefe que hicieras.
Es el caso del ninistro del agro, que ahora ve inteligente y
oportuna la retirada de la ley de fitosanitarios… que los socialistas
apoyaron en su tramitación en la Unión Europea.
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