Los comunistas de antes -alguno, no todos: el genocida de Paracuellos y Pasionaria fueron un par de impresentables toda su vida- tenían una cierta dignidad, no necesariamente unida a una altura intelectual. Julio Anguita, por ejemplo, entiendo que se encontraba, en este último plano, varios niveles por encima de Cayo Lara, por poner otro ejemplo; pero, en cuanto a honradez personal, quiero pensar que ambos iban parejos (a buena altura, quiero decir).
Los comunistas actuales -me refiero a los
relativamente jóvenes- son en cambio, una panda de impresentables, ya sean paleocom,
neocom, neoneocom o cocuqistas. Son una panda de déspotas
iletrados, por mucha titulación universitaria que amontonen. Para lo único que
les sirve, en realidad, es para decir las tonterías de siempre con palabras más
grandielocuentes.
Dentro de esta nutrida caterva se encuentran
los Garzón, economistas a la sazón, por más que economía -sabia administración
de los recursos escasos- y comunismo se den de patadas. Mientras uno defiende
que el déficit público se soluciona dándole a la máquina de imprimir billetes
-se ve que durante la carrera se saltó la clase donde explicaban la inflación-,
el otro afirma tan pancho que una persona de izquierdas está genéticamente
incapacitada para delinquir.
Sin oficio ni beneficio conocido fuera de la
política, éste último había encontrado un puestecito a su medida en la empresa conseguidora
de Pepiño. Pero el aluvión de críticas fue tal, especialmente desde los
de su propio bando (ecosistema, lo llaman) que tuvo que renunciar,
pobriño, a incorporarse al trabajo -es un decir, puesto que no ha dado un palo
al agua en su vida, que se sepa- que tan diseñado para él habían creado.
Lo mejor es la frase con la que pretendía
explicarlo todo:
Tras la incomprensión suscitada en el espacio político, y con la intención expresa de no dañar a las organizaciones a las que tanto tiempo y energía he dedicado de mi vida, anuncio mi renuncia a incorporarme como tenía previsto.
Energía, dice. Pero si las tonterías le salían sin esfuerzo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario