Para saber cómo es de verdad una persona, hay que fijarse en lo que hace, no en lo que dice. Porque, como reza el viejo adagio castellano, del dicho al hecho hay un gran trecho.
El desgobierno socialcomunista que tenemos la
desgracia de padecer, con el psicópata de la Moncloa al frente, podrá hartarse
de repetir (y hartarnos a algunos de que nos lo repitan) que la amnistía a los
golpistas catalanes, además de contribuir a la convivencia y a la normalización
de las relaciones entre Cataluña y el resto de España (habría que decir los
separatistas de Cataluña, porque los que no lo son no tienen ningún
problema… con el resto de España, quiero decir), es perfectamente
constitucional.
De hecho, hasta tuvieron que rellenar a dedo el
puesto de letrado mayor del Congreso de los Diputados para que les avalara. Pero,
si todo es tan correcto, tan chachi y tan guay, ¿por qué ese eminente
jurista (nótese la ironía), cuando la Comisión de Venecia solicitó que compareciera
ante ellos, pidió no hacerlo? ¿Por qué Paquita Alcanfor respondió a la petición
de su subordinado llevando el asunto a la Mesa de la cámara, en la que suciolistos
y cocuquistas tienen mayoría, que decidió que el letrado no tuvieraque comparecer?
¿No repite Napoleonchu una y otra vez que en Europa están muy tranquilos con esa lamida de tafanario a los golpistas en forma de engendro normativo?
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