Vaya por delante que, aunque mi formación es de letras -soy licenciado en Derecho-, siempre me ha atraído el conocimiento en todos los campos del saber. De hecho, siendo pequeño, leí un libro sobre las exploraciones submarinas (Wilm y Houot, Piccard…), en el que aparecía un personaje -ficticio- que se definía a sí mismo como erudito.
Recuerdo que, sin saber bien qué significaba
esa palabra, pensé de mayor quiero ser eso. Y probablemente no lo haya
conseguido, y ni siquiera lo haya perseguido conscientemente, pero es probable
que ahí dentro, sin pretenderlo realmente, algo me haya impulsado a buscar
siempre saber más.
En cuanto a la informática, en mi círculo
tengo fama de saber. No informática en el sentido de programar, sino de
enfrentarse a los programas y los problemas y saber cómo solucionarlos. Parte de
ello es por no asustarme, y saber que, salvo que hagas alguna salvajada, es muy
difícil estropear un ordenador. Parte de ello es porque, cuando no sé algo,
busco (en Internet está todo, sólo hay que encontrarlo) o pregunto a quien sabe
más que yo. Y parte es porque, básicamente, no me rindo: en informática, todo
es cuestión de echarle recursos (tiempo, esfuerzo… dinero).
Aunque, qué duda cabe, hay un componente de se
me da bien. En parte, porque me gusta: la informática, como los
ordenadores, es una ciencia exacta, y si no consigues lo que quieres o esperas,
es que estás haciendo algo mal, y es cuestión sólo de hacerlo como Dios manda.
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