Recién cambiado el colchón de su residencia oficial, el psicópata de la Moncloa preguntó retóricamente -porque ya se contestó él mismo con un sonoro Pues eso- de quién dependía el fiscal general del Estado.
Y a pesar de que ninguno de los fiscales particulares
del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer haya realizado
acto alguno que ponga en solfa la afirmación antedicha, y del principio de dependencia
jerárquica que rige la actuación del ministerio público en España, hay dentro
del mismo quienes dan más importancia a lo que se dice en el apartado primero
del artículo 124 de la Constitución de 1.978 -que su misión es promover la
acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los
ciudadanos y del interés público tutelado por la ley- que en el segundo (principios
de unidad de actuación y dependencia jerárquica).
Y por eso, a pesar de la servil actuación de
quien detenta actualmente la cúpula del ministerio público, que ha encargado a
su número dos la tarea de hacer el dictamen sobre el caso Tsunami
Democrático y la participación de Cocomocho en el mismo (no en vano,
el consejo de ninistros confía en él para aplacar la decisión consultiva
de los fiscales de la sala de lo Penal del Tribunal Supremo), la mayoría de los mismos apreció indicios de delito de terrorismo en la actuación del fugado.
Todavía queda algo de esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario