jueves, 14 de marzo de 2024

No hay honor entre mamones... ni confianza

Históricamente, las dos corrientes del marxismo español -los de la mano y el capullo y los (ahora) no sé ni hacer la o con un canuto- nunca se han llevado bien. Los segundos consideran a los primeros unos blandos, y éstos a aquellos una panda de descerebrados.

Sólo cuando no han tenido otro remedio han aceptado compartir el poder. Cuando nació el desgobierno socialcomunista que (todavía) tenemos la desgracia de padecer, el psicópata de la Moncloa concedió al Chepas su cuota de poder, de modo que sobre los ninistros de la formación neocom decidían desde Galapagar, no desde la Moncloa.

Cuando Junior, aburrido de tener que trabajar, se marchó a que Isabel Díaz-Ayuso le diera un soplamocos electoral que se oyó hasta en Caracas, dejó al cargo del chiringuito a la tucán de Fene, a la que incluso proclamó como la primera mujer que presidiría el gobierno de España (a saber cómo le sentó eso a la madre de sus hijos, otra que se cree mierda y no llega a pedo).

Que lo hacía de boquilla era evidente: alguien tan ambicioso y soberbio como Coleta Morada no iba a dejar que nadie actuara por iniciativa propia, si podía evitarlo. Lo que pasa es que, si no tienes cuota de poder, en general te toman por el pito del sereno; eso, y que la líder cocuquista se creyó todas las tonterías que se han dicho sobre ella, y decidió empezar a operar por su cuenta.

Sin embargo, en Ferraz han aprendido de la lección, y procuran montar contrapoderes. Y si el ninisterio de Incultura se lo han dado a un comunista, van y montan una oficina cultural -al frente de la cual ponen a un miembro de la ejecutiva del partido-  para vigilarle.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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