Pocas cosas hay más peligrosas que un necio en una posición de poder. Porque, en semejante situación, una persona inteligente pondera las posibles consecuencias de sus actos, y luego sigue adelante (o no); pero el necio tiende, además, a ser soberbio, y se considera siempre en posesión de la verdad y en situación de estar haciendo siempre lo correcto.
Neocom y cocuquistas,
versiones posmodernas de los de la hoz y el martillo, están trufados de necios
soberbios que se hallan, por la indigencia parlamentaria del psicópata de la
Moncloa, en posición de poder. Han integrado e integran, así, el desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, y engendran chapuzas legislativas
sin tasa ni medida, como la llamada ley del sólo sí es sí o la ley
trans.
Según esta última disposición, basta con que
una persona se declare hombre, o mujer, sin ninguna verificación ni
consideración (no exigir informes médicos, ni hormonación, ni siquiera que la
persona que acudía al Registro a cambiarse de sexo modifique también su nombre),
para ser automáticamente tenido y tratado como tal. Qué duda cabe en los que
hay eso que se llama disforia de género… y qué duda cabe que, estando en
el país que inventó la picaresca como concepto (casi como modo de vida,
podríamos decir, para algunos), se iban a producir casos como los de Ceuta, ciudad
en la que, en el último año, el ninisterio de Injusticia ha tramitado treinta y siete solicitudes (a una media de una cada diez días) de cambio de
sexo de hombres que dicen sentirse mujeres (algunos de ellos, mujeres
lesbianas), pero sin cambiar su nombre (masculino, claro) ni su estado civil,
continuando así con sus esposas e hijos.
Casi todos ellos han resultado ser policías,
guardias civiles y militares (uno les suponía más espíritu de servicio y
sacrificio y menos jeta), que han obtenido habitaciones privadas, baño propio,
poder llevar pendientes y dejarse el pelo largo, un aumento en la jubilación y
hasta más facilidades para ascender gracias a las llamadas medidas de acción
positiva. Positiva para las mujeres, claro.
Y si alguien critica este sindiós, le cae una multa por transfobia.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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