Compré este libro sin saber demasiado del argumento: era una precuela de la trilogía de Los juegos del hambre, y con eso me bastaba. Cuando ataqué el libro, me encontré con que el personaje principal era el malo malísimo de la trilogía, Coriolanus Snow (al que resulta imposible imaginar con una cara que no sea la de Donald Sutherland).
Dado que al principio no es
completamente malo, la duda era saber cómo pasaba, haciendo un juego de palabras
bastante malo, de snob a sob (son of a bitch, es decir, hijo de perra). Y la
cosa se dilata, porque de las seiscientas páginas del libro, Snow es
razonablemente decente durante al menos quinientas. Y cuando por fin decide
ser malo, es casi de repente: en un momento tiene un pase, y al siguiente ya no
tiene redención.
Dejando aparte esto, el libro
entretiene… aunque anuncia la posibilidad de que la autora produzca más libros
ambientados en ese universo, dado que hay ediciones de los juegos para dar y
tomar.
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