Hace un par de días comentaba que toda la opinión publicada en España daba por amortizada a la fiscal general del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, y se pensaba que su salida del puesto era inminente.
Nada más lejos de la realidad. Sin
permitir siquiera cambiar de semana, el psicópata de la Moncloa -¿de quién
depende el Ministerio Fiscal? Pues eso- dejó las cosas bien claras: pensaba
aguantar el pulso a los fiscales -qué más le da a él que no la aguanten, si por
el principio de obediencia tienen que hacerle caso- y no forzar la dimisión de
la calientacamas del juez prevaricador. Que se atrevan, dicen que
dijo.
El problema es que este hombre no parece ser consciente de que está cebando una bomba. Y cuando las bombas alcanzan una masa crítica, explotan. Y cuando explotan, tienden a llevarse por delante todo lo que encuentran… incluido aquél que cebó la bomba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario