En este mundo en el que nos ha tocado vivir no hay, en general, verdades absolutas. Todo es relativo, como dijo Albert Einstein. En realidad, no lo dijo -al menos, no así-, pero es el chiste que se suele hacer. Todo depende de cómo se mire el asunto, o de quién sea el que te está contando la cosa.
Tomemos como ejemplo una noticia
que saltó a los medios (como suele decirse) hará cosa de un mes. La noticia en
cuestión es que Bruselas (metonimia para hacer referencia a la Unión Europea)
prohibiría todos los cargadores de dispositivos móviles (básicamente, teléfonos
y tabletas, aunque seguro que hay por ahí alguno más que ahora mismo no se me ocurre…
vale, acabo de leer el artículo, cosa que no había hecho antes, y veo que
menciona cámaras y videoconsolas) que no sean del tipo USB-C.
El planteamiento del titular (Bruselas
contra la innovación) ya apunta por dónde van los tiros. Actualmente,
prácticamente el único fabricante que hace la guerra por su cuenta (siempre lo
ha hecho, realmente) es Apple, por lo que podría considerarse que la propuesta
europea va dirigida directamente contra la (como suele llamársela) compañía
de Cupertino.
¿Que los de la manzana tienen
derecho a hacer lo que quieran? Dentro de la libertad de empresa, por supuesto.
Pero, por otra parte, también obligan a que quien quiera cargar uno de sus
dispositivos tenga que adquirir uno de sus cargadores (como suelo decir, si
compras Apple estás pagando, en un porcentaje no desdeñable, la marca), o bien
irse al mercado chino y comprar un cable compatible (y, probablemente,
de menor calidad).
¿Qué debería hacer la UE? En mi opinión, que el mercado decidiera. Y si a Apple no le rentara ser tan especialitos, dejarían de serlo...
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