jueves, 21 de octubre de 2021

Blanco y en botella

Cómo serán las cosas -o la de cosas que nos están pasando- que de lo que ocurrió hace un mes ya casi nadie se acuerda (yo, por lo menos, lo había olvidado hasta que ha llegado el momento de ponerme a escribir esta entrada), y de los que se acuerdan pocos podrían ponerle fecha con un mínimo de exactitud.

Hace un mes se produjo lo que los medios de comunicación llamaron una marcha nazi por Chueca. Cayeron en el muy común error de identificar ultraderecha y nacionalsocialismo, cuando cualquiera con un poco de comprensión semántica sabe que el socialismo está en la izquierda, por mucho prefijo nacional que lleve delante. Naturalmente, los medios progres -y los altavoces del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer- se apresuraron a proclamar que la marcha de marras ponía de manifiesto la homofobia que anida en la sociedad española.

Como de costumbre, cuando la izmierda actual mete la zarpa en cualquier cosa, queda de manifiesto su torpeza. Los socialistas de hace unas décadas mentían lo mismo -izquierda y embuste vienen a ser términos intercambiables-, pero lo hacían con un poco más de habilidad. A los actuales les pillaría hasta un cojo.

Y aunque la fiscalía provincial de Madrid -¿de quién depende el Ministerio Fiscal? Pues eso- anunciara la apertura de una investigación por si la marcha constituyera un delito de odio, y aunque la delegada del desgobierno en Madrid alegara que fue engañada con la marcha y rechazara dimitir (¿cómo quedaría eso en su currículo, teniendo en cuenta los mentideros indican que estaría llamada a más altos destinos, municipales o regionales?), ¿por qué se envió antidisturbios a una marcha que no parecía lo que era?

Pues, porque como dijo Toni Cantó, porque sabían el tipo de consignas que se corearían en la marcha.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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