Uno de los rasgos definitorios de los giliprogres es su islamofilia, en el sentido de que disculpan en los seguidores del pastor de cabras todo lo que condenan en los del hijo del carpintero, desde la homofobia (presunta en el caso de los cristianos, descarada en el de los musulmanes) hasta las prácticas homosexuales (por citar los dos extremos), pasando por el matar en nombre de la fe.
Precisamente en relación con esto
último, dado que la doctrina del Islam es, por definición, invariable e
inmutable -los musulmanes consideran el Corán, literalmente, palabra de Dios,
por lo que no cabe modificarla-, los idiotas de izquierdas intentan contentar
todo lo posible a los musulmanes -declarando, por ejemplo, festivo en Ceuta el fin del Ramadán- y, al tiempo no soliviantarles, como es el caso de haber indultado
una falla que representa una mezquita y una media luna para que no se interprete como un acto de islamofobia.
Hablo de memoria, pero estoy
seguro que más de un obispo o cura y más de una catedral deben haber ardido en
las fiestas valencianas, y a nadie se le ha ocurrido considerarlo como un acto
de cristianofobia, sino como un ejemplo de sátira.
Algo que los de la media luna parecen no entender, como demuestra la masacre del Charlie Hebdo.
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