Por algún extraño reflejo fisiológico (perdón por la imagen), cuando tengo ganas de ir al servicio logro aguantar bastante bien… hasta que me acerco al excusado. En ese momento, el cuerpo parece abandonar sus tensión y los esfínteres poco menos que se relajan involuntariamente.
Del mismo modo, en el conflicto
contra España, es la adversidad lo que provoca la unidad de las fuerzas separatistas.
En cambio, cuando ven el premio al alcance de la mano, o parece que España
cede, es cuando afloran las rencillas mutuas y los odios intestinos, con el
resultado de que unos y otros ponen a parir a otros y unos.
En el caso de la sedicente mesa
de negociación, apenas se habían enfriado los asientos de las sillas cuando
salieron los jotaporcatos a decir que el presidente del consejo regional
de gobierno no representa a Cataluña, y que van peor que el cangrejo.
Lo más divertido ha resultado
leer las palabras de la representante de más alto nivel de los cocomochos en
la asamblea legislativa regional… lectura que, confieso, no había atacado hasta
ahora. Reproduzco el párrafo más jugoso:
Con esta nueva mesa estamos más atrás que hace 19 meses, cuando la primera, porque entonces había una metodología de trabajo, que se incumplió. Y hace 21 meses, cuando se invistió a Pedro Sánchez, también había unos acuerdos sobre cómo se trabajaría. Y también se han incumplido. Vamos peor que el cangrejo. Esta vez no ha habido ni comunicado conjunto, ni metodología, ni representación mayoritaria del independentismo. Si lo que se hizo hace casi dos años fue pobre, lo que vimos ayer aún fue más pobre.
Es decir, que da lo mismo que se
llegue o no a resultados tangibles: lo que de verdad les importa a esta gente
son las apariencias. Si hay una metodología (sea eso lo que sea), todos
contentos; tanto da que esa metodología se incumpla, como que se incumplan los
acuerdos, los comunicados y el sursum corda.
Vamos, que lo único que les interesa es hacer el paripé.
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